Jose Pedro Ramirez 2010

Jose Pedro Ramirez 2010
Sing a Song

Turf una pasión de vida.

El vivir el turf es uno de los más preciados valores que tiene nuestro fugaz paso por la vida. Vivirlo plenamente, habiendolo mamado desde el inicio mismo de nuestra vida, es sin ninguna duda, una de las cosas más pasionales por las cuales atravesamos aquellos que tuvimos la enorme suerte de encontrar y transitar esa oportunidad. El turf en todos sus aspectos, en toda su inmensidad de situaciones por las que nos lleva a transcurrir nuestra vida. Es algo que se hace imposible abandonarlo. Es un modo de vida, que nos hace sentirnos libres, en contacto con la naturaleza, desde la crianza del animal, hasta el momento de la competencia. Siempre libre. Siempre experimentado sensaciones renovadas, pero a su vez distintas. Siempre intentando ser comprensibles con actitudes con resultados, con procedimientos, no importa cual fuere el resultado de los mismos. Claro está que si el éxito nos acompaña en los mismos, será todo más placentero. Pero el éxito, por lo general, como en todos los avatares de la vida misma, es efímero, pero con que intensidad se vive en esta actividad. Es un constante devaneo entre el éxito y el fracaso, pero siempre, siempre incondicionalmente estará presente, la competición, la competencia, que en esta actividad representa y signifca presencia, orgullo sano de competir e ilusiones renovadas de triunfo. Con el paso de los años el aficionado, no me suena bien al oído, la palabra burrero, sigue viviendo en plenitud, por lo menos en continuar desde uu ángulo u otro esta actividad que resulta mística.







miércoles, 31 de marzo de 2010

ME LLEVARON A LAS VEGAS ESPOSADO Y ESCUCHO EL RODAR DE LA BOLA.....


Es indudable que Meydan, Dubai es la meca del turf, en los momentos por los que pasa nuestro querido y vapuleado mundo. El solo hecho de ver las imágenes que muestran la belleza del medio sumado a la opulencia de una cultura que nos es ajena, pecaríamos de soberbios, en reconocerla como tal. Pero hago hincapíé en un cultura distinta, diferente, muy diferente a nuestras costumbres. Quizás echando a volar mi imaginación, puedo llegara "sentirme raro" en un lugar de esas condiciones. Los turbantes, que me mercen el mayor de los respetos, me suenan a algo muy solemne, por lo menos para mi enseñanza cultural. Un muchachote de otra época, lejana ya, con costumbres distintas, quizás me resultaría curioso, solemne y porque no hasta interesante. Es el progreso, es una cultura completamente distinta, los rezos, los silencios, etc. Todo un marco desconocido, maravilloso. Pero eso de estar en un hipódromo, mi pasión, nuestra pasión, mirando correr a los mejores ejemplares del universo, por una bolsa de premios impresionante, por quien escribe, jamás soñada y no poder "jugarle unos boletitos" al que me gustó en el paseo. No me cierra. Los que "mamamos" el turf considerando una pasión y un juego, nos costaría mucho "digerir" esa situación. Vuelvo a repetir nací con el fuego sagrado inmerso en mi piel. Lo heredé de mis antecesores, de mi padre, de mi tío, casi aprendí a leer hojeando La Biblia Burrera, ir al hipódromo sólo a ver una función de gala, me costaría mucho. Juego y turf van de la mano, son complementos uno del otro de una misma pasión. Por lo menos en la cultura que adquirimos los nacidos en las márgenes de este ancho río. Los que en mi Las Piedras de niño, las miraba dentro del auto de papá,allá entre el poste de los 1300 y los 1400, en la falda de mamá o de mi abuela. Luego ya "mayorcito" esperábamos el "cierre" en el árbol frente al picadero. Esperábamos que El "Cholo Riccini", jugara a uno de Juan Irigoyen o de Raúl Prieto. Que Don Pancho, con su bufanda característica, jugara "firme" uno de Alberto o que corriera "El Tero Rey", o ya más grandes, que "Pepe Cadenazzi" saliera con los boletos del mítico Mano Negra del "Negro Ferrarós" o tantos otros personajes más que formaron también, de una u otra manera nuestra propia cultura turfística. Con ese recuerdo perenne en mi memoria, me sería muy díficil, por decreto, no poder participar del juego, dentro de un hipódromo. Cuidado! soy de los que fuí y puedo volver a hacerlo ir sin un solo peso al mismo y gocé con espectáculos de primera. Pero era por decisión u obligación propia.

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