Jose Pedro Ramirez 2010

Jose Pedro Ramirez 2010
Sing a Song

Turf una pasión de vida.

El vivir el turf es uno de los más preciados valores que tiene nuestro fugaz paso por la vida. Vivirlo plenamente, habiendolo mamado desde el inicio mismo de nuestra vida, es sin ninguna duda, una de las cosas más pasionales por las cuales atravesamos aquellos que tuvimos la enorme suerte de encontrar y transitar esa oportunidad. El turf en todos sus aspectos, en toda su inmensidad de situaciones por las que nos lleva a transcurrir nuestra vida. Es algo que se hace imposible abandonarlo. Es un modo de vida, que nos hace sentirnos libres, en contacto con la naturaleza, desde la crianza del animal, hasta el momento de la competencia. Siempre libre. Siempre experimentado sensaciones renovadas, pero a su vez distintas. Siempre intentando ser comprensibles con actitudes con resultados, con procedimientos, no importa cual fuere el resultado de los mismos. Claro está que si el éxito nos acompaña en los mismos, será todo más placentero. Pero el éxito, por lo general, como en todos los avatares de la vida misma, es efímero, pero con que intensidad se vive en esta actividad. Es un constante devaneo entre el éxito y el fracaso, pero siempre, siempre incondicionalmente estará presente, la competición, la competencia, que en esta actividad representa y signifca presencia, orgullo sano de competir e ilusiones renovadas de triunfo. Con el paso de los años el aficionado, no me suena bien al oído, la palabra burrero, sigue viviendo en plenitud, por lo menos en continuar desde uu ángulo u otro esta actividad que resulta mística.







domingo, 24 de enero de 2010

CUANTOS RECUERDOS DE MIS PRIMEROS PASOS ALLENDE EL RIO

IMPRESIONES DESPUES DE APRETAR EL CRONOMETRO (Diario El Día 1980)

Una carrera que se ganó después de la raya

En materia de carreras de caballos se encuentran anécdotas de todo calibre. Desde las que tiene que ver con el peón, hasta la que atañen al mismo propietario. Desfilan un sinnumero de casos, que según la trascendencia se convierten en jugosa recordación, con sabor dulce o amargo, según las circunstancias que los rodean.

También en lo que respeta a los desarrollos de las distintas pruebas hay infinidad de hechos, para la anécdota que van desde el triunfo a la derrota y viceversa. Hoy hemos elegido una de ellas, donde la picardía juega un factor preponderante. Hace ya algunos años cuando no existían los adelantos tecnólogicos actuales, la película de los desarrollos de las competencias, se revelaban recién en el correr de la semana. Existían veedores que cumplían, distribuídos en casillas especiales, la función de tales, observando desde una posición, para entonces privilegiada de la misma. Los comisarios acudían a la versión de ellos antes de confirmar el marcador, siempre y cuanto lo consideraran necesario.

Existieron, existen y existirán jockeys muy hábiles, más que ello con una picardía innata, a flor de piel, capaz de sacarla a relucir en el momento más indicado. Había con respecto al desarrollo una gama de circunstancias que rodeaban al mismo, donde esa picardía salia a flote en el momento más preciso. Podemos citar a modo de ejemplo, el "calce" que consistía en precisamente calzar la punta de la bota en el "sobaco" del animal, cuando estaba en plena carrera; el "cajón", trampa ésta legal que necesitaba la anuencia de uno o más colegas, para tratar de traer "embretado" a un animal que se considerase enemigo serio o rival a vencer.evitando de que consiguiese el lugar libre para efectuar su atropellada. Los desarrollos eran más planificados y permitían sacar a relucir la astucia y sagacidad de los jockeys. Otra trampa era la patada del jockey en el cuarto del animal contrario, cuando éste iba en el "aire", y la más brava pero muy efectiva, era "colgarse" de la cola, agarrarse del mandil o la peor, agarrar la rienda en el final y soltarla en el momento justo.

Agudizando un poco nuestra memoria recordamos el final de un clásico en el que se trenzaron en franca lucha, a través de toda la recta, dos ejemplares. En los mismos dos jockeys de muy disímiles condiciones. En el ejemplar que venía junto a los "palos" un discreto piloto, afuera de él y como sobrándolo, un piloto de antología, esto ocurrió en Maroñas y seguro ya habrán deducido el nombre del mismo. Este lo venia "mirando" como era su costumbre, calculando las energías y las fuerzas de ambos ejemplares, planificando una verdadera partida de ajedrez, lo buscó con los "peones" lo acosó con el alfil, le mostró la reina y cuando se decidió darle Jaque al Rey, a metros del disco se encontró que su piloteada no tenía más fuerzas. A taco y rodilla la exprimió al máximo y se echó sobre el cogote de la misma, con la mano izquierda tomó suavemente de la rienda a su rival y consiguió apenas un hocico a favor en el momento de cruzar la raya. Rápido como un rayo, exclamó "me ganaste Ñato". La frase no resultó convincente y la réplica fué inmediata, me "robaste" me "manoteaste" pero estate tranquilo que esta la gano yo. Sin inmutarse y mientras ya volvían al pesaje, aún en la pista, el habilidoso poco menos que le suplicó que su trampa no le había alcanzado. Me vas a hacer suspender y estate tranquilo que vos ganaste igual. Bandera verde arriba, vuelta a pedir que no reclame que era innecesario. No obstante él se dirige al Comisariato y muy sutilmente declara: Van a ver en la película que por los treinta metros finales, mi yegua se "tira" hacia adentro y con mi mano izquierda trato de contenerla para que no peche a la de adentro. Revelación de foto, bandera abajo y el número de de la que montaba el "tramposo" arriba.

Para peor de males, entre las sanciones de la Comisión de Carreras de la semana siguiente se transcribió el siguiente parte: Se resuelve suspender por diez reuniones al jockey.........por no haber dejando constancia de las molestias sufridas con su piloteada en ocasión de la disputa de tal carrera. A su vez se suspende por el término de cinco reuniones al jockey de la ganadora........

El Oriental.

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