Jose Pedro Ramirez 2010

Jose Pedro Ramirez 2010
Sing a Song

Turf una pasión de vida.

El vivir el turf es uno de los más preciados valores que tiene nuestro fugaz paso por la vida. Vivirlo plenamente, habiendolo mamado desde el inicio mismo de nuestra vida, es sin ninguna duda, una de las cosas más pasionales por las cuales atravesamos aquellos que tuvimos la enorme suerte de encontrar y transitar esa oportunidad. El turf en todos sus aspectos, en toda su inmensidad de situaciones por las que nos lleva a transcurrir nuestra vida. Es algo que se hace imposible abandonarlo. Es un modo de vida, que nos hace sentirnos libres, en contacto con la naturaleza, desde la crianza del animal, hasta el momento de la competencia. Siempre libre. Siempre experimentado sensaciones renovadas, pero a su vez distintas. Siempre intentando ser comprensibles con actitudes con resultados, con procedimientos, no importa cual fuere el resultado de los mismos. Claro está que si el éxito nos acompaña en los mismos, será todo más placentero. Pero el éxito, por lo general, como en todos los avatares de la vida misma, es efímero, pero con que intensidad se vive en esta actividad. Es un constante devaneo entre el éxito y el fracaso, pero siempre, siempre incondicionalmente estará presente, la competición, la competencia, que en esta actividad representa y signifca presencia, orgullo sano de competir e ilusiones renovadas de triunfo. Con el paso de los años el aficionado, no me suena bien al oído, la palabra burrero, sigue viviendo en plenitud, por lo menos en continuar desde uu ángulo u otro esta actividad que resulta mística.







viernes, 8 de enero de 2010

UN HALAGO AL TURF UN REGALO A UNA PASION



La fiesta anual del Hipódromo de Maroñas fue la excusa de muchas familias para pasar juntos el Día de Reyes. Los más tempraneros llegaron antes de la primera carrera para almorzar en el Palco Oficial o en la tribuna Folle Illa; otros prefirieron arribar más entrada la tarde y hacer las primeras apuestas cuando ya se corría el premio Ciudad de Montevideo, mientras comían una picada.
Helados y cervezas fueron el menú preferido de la jornada. Además, los auspiciantes dispusieron stands, carpas y terrazas con televisores plasmas, estaciones de snacks y barras de tragos para invitados especiales. Algunos niños compartieron la emoción con sus padres o abuelos, ayudándolos con las apuestas. Relojes de Ben 10 y carteras de Princesas de Disney abundaban entre los pequeños asistentes que ostentaban los regalos recibidos de mañana. Asimismo, los chicos de 3 a 8 años tenían la opción de disfrutar del rincón infantil con juegos didácticos mientras sus padres miraban las carreras. Igualmente, había juegos inflables y grandes televisores con playstations para los adolescentes. Como siempre, no faltaron los espectáculos y atracciones para todo público: exposición de cachilas antiguas, números de baile y hasta un espectáculo con paracaidistas coronaron la nueva edición del evento más importante del turf nacional.

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