La fiesta anual del Hipódromo de Maroñas fue la excusa de muchas familias para pasar juntos el Día de Reyes. Los más tempraneros llegaron antes de la primera carrera para almorzar en el Palco Oficial o en la tribuna Folle Illa; otros prefirieron arribar más entrada la tarde y hacer las primeras apuestas cuando ya se corría el premio Ciudad de Montevideo, mientras comían una picada.
Helados y cervezas fueron el menú preferido de la jornada. Además, los auspiciantes dispusieron stands, carpas y terrazas con televisores plasmas, estaciones de snacks y barras de tragos para invitados especiales. Algunos niños compartieron la emoción con sus padres o abuelos, ayudándolos con las apuestas. Relojes de Ben 10 y carteras de Princesas de Disney abundaban entre los pequeños asistentes que ostentaban los regalos recibidos de mañana. Asimismo, los chicos de 3 a 8 años tenían la opción de disfrutar del rincón infantil con juegos didácticos mientras sus padres miraban las carreras. Igualmente, había juegos inflables y grandes televisores con playstations para los adolescentes. Como siempre, no faltaron los espectáculos y atracciones para todo público: exposición de cachilas antiguas, números de baile y hasta un espectáculo con paracaidistas coronaron la nueva edición del evento más importante del turf nacional.
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